lunes, 28 de mayo de 2012

El agua, composición química y particularidades


El agua, composición química y particularidades
iniciación a la acuariofilia de agua dulce

Aunque los inquilinos acaparan casi todo el protagonismo en el acuario, no hay que olvidarse de otro elemento de vital importancia como es el agua. Conocer la influencia de sus componentes químicos y particularidades sobre el bienestar de nuestros animales y plantas, resulta de necesidad para tener éxito en ésta nuestra afición.
De entre los distintos componentes que conforman el agua, nosotros prestaremos atención a los que verdaderamente nos interesan. Primeramente y en especial al Amoniaco, los Nitritos, Nitratos, Conductividad, Dureza y pH. Y en segundo y no por ello carente de importancia, del Oxígeno, el Anhídrido Carbónico, el Cloro, el Hierro y el Cobre.


Para comprender
la importancia del Amoniaco en el acuario, debemos comenzar hablando del Nitrógeno y de su ciclo denominado Nitrificación. El Nitrógeno es uno de los elementos esenciales de la vida en el acuario, debido a que es absorbido como nutriente por las plantas en alguna de sus diferentes combinaciones químicas.
El Nitrógeno se crea a partir de las deposiciones de los animales y de los restos de comida, plantas y cadáveres en descomposición. Este Nitrógeno orgánico se descompone por la acción de bacterias y hongos, siempre en presencia del oxígeno, y da lugar a diversos compuestos con distintos grados de toxicidad.

Dichos compuestos, detectables por vía analítica, se pueden enumerar de la siguiente manera: Amoniaco tóxico y no tóxico (cuya morfología dependerá del grado de pH), los Nitritos que son tóxicos en pequeñas concentraciones para la mayoría de los peces y los Nitratos que es el compuesto resultante en aquellos ciclos del Nitrógeno efectuados de forma correcta.

El ciclo del Nitrógeno: Los primeros compuestos en aparecer durante el ciclo del Nitrógeno son el Amoniaco tóxico y el no tóxico o Amonio. La proporción de ambos en el tanque depende sobremanera del grado de acidez o alcalinidad del pH. A pH neutro (valor 7) o ligeramente ácido (inferior a 7) aparece el Amónio y no produce ningún tipo de intoxicación. Además resulta un estupendo abono para las plantas. Por el contrario, a grados de pH por encima de 7 (es decir alcalinos) aparece el Amoniaco que es el compuesto más tóxico que existe en el ciclo del Nitrógeno.
El segundo compuesto que aparece en el ciclo y que surge a partir del Amoniaco o el Amonio es el Nitrito.

El Nitrito también es tóxico en pequeñas cantidades llegando, dependiendo de la resistencia del animal, a ser letal en pequeñísimas concentraciones.
El Nitrito aparece cuando se rompe el equilibrio entre el Amoniaco o el Amonio resultante de la oxidación del nitrógeno orgánico y la oxidación bacteriana.

El último compuesto es el
Nitrato y aparece cuando el acuario está en equilibrio biológico, siendo su agua pobre en Amoniaco y rica en Nitratos. Al Nitrato se llega por la oxidación bacteriana del Nitrito. Si el agua es rica en Nitratos el ciclo del Nitrógeno se efectúa de forma correcta. Su toxicidad es muy inferior y sólo es peligroso en cantidades exageradas.

La correcta oxigenación del tanque influye especialmente en el ciclo del Nitrógeno, debido a que el Nitrógeno orgánico sólo se descompone cuando hay oxígeno. La falta de éste retrasa la conversión a Nitrato y por ello favorece las etapas de Amoniaco y Nitritos.

Por último, comentar que las
bacterias encargadas de producir la descomposición del Nitrito se encuentran instaladas, en acuarios en funcionamiento, en el filtro y en el sustrato del tanque.

Los cambios parciales de agua eliminan parte de está colonia bacteriana rompiendo el equilibrio. Tras lo cual, éste no volverá a producirse hasta que las bacterias se reproduzcan en número suficiente. Por todo ello, deberemos tener en cuenta que cuando hagamos la limpieza del filtro y los correspondientes cambios de agua, no debemos hacerlos al mismo tiempo. Conviene dejar un periodo mínimo de diez días entre el cambio del agua y la limpieza de las cargas filtrantes.

Otro de los compuestos fisioquímicos del agua es
la disolución de sales. Princi-palmente Calcio y Magnesio. Las aguas ricas en Calcio se conocen como aguas duras y las pobres como blandas. La medición de la conductividad del agua del acuario se emplea para medir con precisión el grado total de sales que se encuentran en disolución. La dureza del agua se mide en grados. Dicha medición se efectúa por colorimetría, es decir; empleando sustancias que cambian de coloración en presencia, y en una proporción establecida, de determinadas sustancias químicas. Dicha técnica es muy sencilla de utilizar y permite una gran precisión.

Debido a su temporalidad,
los distintos tipos de dureza se pueden clasificar en permanente o en temporal. A la dureza temporal se la conoce como KH o dureza de carbonato o alcalinidad, la cual desaparece al hervir el agua. Sumando ambos tipos obtenemos la dureza total (designada como GH). Dicha dureza total repercute directamente en la salud de nuestros peces porque afecta al sistema osmorregulador y al nivel de calcio de la sangre. De igual modo, influye sobre la salud del resto de habitantes del acuario: plantas y otros animales.
La dureza de cabornatos y la dureza total: Los peces cuentan con un sistema regulador interno a través del cual mantienen el equilibrio de sal y agua. Dicho sistema se conoce como Osmosis. A mayor cantidad de sales disueltas la permeabilidad de las células se reduce, por lo que la cantidad de agua utilizada en el equilibrio es menor. En aguas blandas, las células se vuelven más permeables por lo que el sistema se ve obligado a realizar un mayor esfuerzo para mantener el equilibrio.

Por otro lado, la dureza influye en el nivel de calcio presente en la sangre. Los peces habituados a vivir en aguas duras poseen en el órgano excretor un sistema eficaz para expulsar el calcio sobrante (Por ejemplo las especie de cíclidos de los grandes lagos africanos). Los peces que viven en aguas blandas sin embargo han de obtener las reservas de calcio del alimento consumido o de su propio esqueleto óseo.

Como se ha dicho con anterioridad la dureza se mide en grados de dureza y su margen va desde los 3º GH de las especies del Amazonas hasta los peces de aguas alcalinas del Valle del Rift, en África, donde se superan los 18º.





Tipos de agua dependiendo del grado de dureza Total (GH)

0 a 4 º
Muy blanda
4 a 8 º
Blanda
8 a 12 º
Medianamente dura
12 a 18º
bastante dura
18 a 30º
dura
Más de 30º
Muy dura
Los peces toleran un intervalo reducido de niveles de dureza y por tanto mantienen una presión osmótica muy ajustada. La variación de los valores de dureza fuera de dicho intervalo producirá trastornos en esta presión y alteraciones en sus estado de salud. La mayoría de los peces es capaz, tras un periodo considerable de tiempo, de aclimatarse a grados de dureza diferentes a los incluidos en su intervalo. No obstante, está situación antinatural puede provocar la aparición de múltiples enfermedades.

Como ya hemos comentado la dureza del agua repercute en los niveles de toxicidad de determinadas sustancias químicas. Recordaremos por ello, que el Amoniaco es más tóxico en aguas duras debido a su alcalinidad. Con pH superiores a 7.

El pH indica si una masa de agua es ácida, alcalina o neutra. El pH se determina en función del equilibrio entre ácidos y bases de agua química-mente puras.

Aquellas aguas cuyo pH tiene valor 7 se dice que son neutras. Por el contrario si es menor a 7 se denominan aguas ácidas y si es mayor aguas alcalinas.
La variación hacia la acidez del agua se produce por la disolución de ácidos mine-rales, ácidos orgánicos y sales minerales.

El Anhídrido Carbónico disuelto también influye en una mayor acidificación del agua. Por ello, funciones como la respiración de los animales, la fotosíntesis, la turbulencia y aireación del filtro también alterán la estabilidad del pH.

Mantenimientos desequilibrados de la dureza de carbonatos actúan negativamente en la estabilidad del pH y por tanto en la salud de nuestros animales.

El nivel de pH es un valor que se mantiene constante. Niveles inadecuados afectan negativamente a todos los habitantes del acuario y niveles extremos tienen consecuencias muy graves en su estado de salud. Los peces tras un periodo considerable de tiempo pueden llegarse a aclimatar a modificaciones leves de pH. Pueden aclimatarse pero no vivirán bien.
Las especies se han adaptado en la naturaleza a cada nivel particular existente. De este modo por ejemplo, los peces que viven en aguas ácidas con niveles de pH inferiores a 7 se consideran especies acidófilas (Escalares, Discos). Aquellas otras, como los cíclidos de los grandes lagos africanos, habituadas a vivir en aguas alcalinas se denominan especies alcalófilas
El pH es relevante debido a que los peces necesitan mantener un nivel de pH interno constante y un determinado equilibrio. Los peces compensan leves variaciones de pH a través de sus sistemas internos. Esta defensa se presenta más desarrollada en los peces adultos. Los alevines y huevos, mucho más vulnerables, cuentan con una menor o nula capacidad de compensación.

Ante niveles extremos de pH como puede ser por debajo de 5,5 los peces presentan síntomas de la enfermedad conocida como acidosis. La acidez irrita las branquias, la piel y la mucosa. La piel presenta un color blanquecino y zonas enrojecidas. Los niveles bajos de pH potencian las enfermedades secundarias de tipo bacteriano.

Por el contrario, a niveles superiores de pH como 8 o 9, en especies no adaptadas, se produce la dolencia conocida como alcalosis. Los síntomas son muy parecidos a la acidosis, pero además se destruyen los tejidos de aletas y agallas. Los pH muy elevados potencian el nivel de toxicidad del Amoniaco.

Para poder mantener nuestro pH a un nivel constante, existen en el mercado excelentes productos para analizarlo con exactitud y acondicionadores de condiciones ácidas y alcalinas. También deberemos estar atentos para no introducir en el tanque elementos decorativos no inertes que pueden liberar sales de bicarbonato. Por ejemplo rocas calcáreas.

De entre los gases disueltos en el agua podemos encontrar principalmente Oxígeno y Anhídrido Carbónico. Dichos gases están muy relacionados al formar parte de los ciclos respiratorios de los seres vivos, tanto de los animales como de las plantas.

La cantidad mínima de oxigeno requerido por los peces dependerá de su tamaño, edad, estado de salud y fisiológico. Las especies se han adaptado, dependiendo de sus formas de vida, a múltiples niveles de oxigeno. Incluso hay especies como los Laberíntidos que han desarrollado la capacidad de tomar aire fuera del agua.


El mantenimiento óptimo de los niveles de Oxígeno y Anhídrido Carbónico se produce gracias a los procesos de aireación. Ya sea a través de los equipos de filtrado o a las bombas difusoras. La superficie del agua en contacto con el aire mantiene un constante intercambio de gases, que será mayor cuanto mayor sea la cantidad de agua en movimiento. La rotura a través de la turbulencia producida por el agua expulsada en el filtro, provoca también un mayor intercambio de gases (En este caso una perdida de Anhídrido Carbónico debido a que el agua tiene mayor cantidad de este gas y absorbe aquel del cual presenta mayor carencia).

En acuariofilia se suele detectar en ciertas ocasiones una alteración en la respiración de los peces, conocida como boqueo. Echo que se produce en la superficie del agua y que nos da a entender la falta de Oxígeno en la misma. Ante está falta de Oxígeno el pez reacciona disminuyendo sus funciones, disminuyendo por ejemplo su número de latidos entre otras muchas cosas. Ante un exceso de Anhídrido Carbónico se produce un envenenamiento de la sangre por este gas y como resultado la muerte del animal.

Para
mantener los niveles óptimos deberemos observar con detenimiento y periodicidad el comportamiento de nuestros animales. Un aumento de la frecuencia respiratoria o un boqueo en la superficie puede darnos a entender que existe una falta de Oxígeno importante en el agua. Para remediarlo debemos actuar de urgencia aportando una mayor oxigenación, bien sea a través de un difusor de aire o un cambio parcial de agua, acompañado de una reducción del alimento para evitar así un mayor consumo de Oxígeno en su descomposición. También y sólo en casos extremos se puede disminuir gradualmente la temperatura debido a que las aguas frías retienen una mayor cantidad de Oxígeno.



El Cloro está presente en casi todas las aguas preparadas para consumo doméstico. Se introduce en el agua en forma de gas y se elimina por decantación al tener el aire una menor cantidad de dicho gas. Otra técnica habitual para acelerar este proceso es el de aplicar una potente aireación al agua a tratar.

La presencia de Cloro es dañina para los peces. Los peces sufren perdida de color y espasmos y se muestran apáticos. Los tejidos respiratorios son destruidos ante una exposición prolongada.

El nivel de Cloro letal dependerá, entre otras cosas, del pH y de la temperatura. Los problemas que presenta este compuesto son muy sencillos de tratar aplicando al agua antes de introducirla al acuario un acondicionador adecuado o dejándola decantar durante un periodo mínimo de 24 horas.

Si utilizamos el agua de la red de suministro de nuestros hogares podemos encontrarnos que contienen diversos metales disueltos en distintas proporciones;
Hierro, Plomo y Cobre. En aguas blandas tienen una mayor incidencia debido a que son más corrosivas. Estos metales provocan diferentes grados de afectación dependiendo de la especie y son mucho más perjudiciales si se presentan combinados.

La mayoría de metales afectan a la sangre, a los órganos internos y a las agallas de los peces.

Existen en el mercado excelentes eliminadores de dichos metales, pero resulta conveniente dejar correr durante un tiempo prudencial el agua del grifo antes de verterla en el recipiente de tratamiento. Así eliminamos los residuos almacenados como por ejemplo los metales de los que están fabricados las cañerías.

También debemos tener en cuenta que determinados compuestos y medicamentos acuariófilos contienen determinados metales, como el Cobre, que pueden resultar tóxicos para algunas especies de peces y para los invertebrados. Es muy común por ejemplo su presencia en determinados productos para combatir las algas en el acuario.

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